«Un bosque es mucho más que los árboles. Hay todo un mundo bajo nuestros pies, un mundo oculto que no vemos, pero cuya importancia es capital para la salud de los bosques y su supervivencia», indica el científico Sergio de Miguel, estudioso de las relaciones entre las raíces de los árboles. ¿Se tejen redes similares en el «subsuelo» de lo aparente en las organizaciones?
Las empresas crean estrategias, organigramas, canales de comunicación y manuales de puestos. Disponen de incentivos que inducen el nivel deseado, de procedimientos para la toma de acuerdos y de procesos que guían la interrelación entre sus miembros. Ahora, no todas se rigen por esta formalidad y transparencia; en algunas hay un poder subterráneo que, a veces, está por encima de las responsabilidades y de los vínculos estampados en una estructura organizacional.
«Es como una relación de amistad en la que uno aporta algo y el otro también, en beneficio de los dos», añade este científico español. En algunas entidades también ocurre algo parecido. Algunos de sus miembros, pese a tener intereses poco visibles para la mayoría, influyen decisiones, privilegios y acciones que, positiva o negativamente, terminan impactándolas.
Los árboles secuoyas son conocidos por su sorprendente altura promedio de 80 metros y por su longevidad (existen secuoyas rojas de dos mil años). Curiosamente, sus raíces no son profundas, algunas alcanzan poco más de un metro. No obstante, compensan esa condición entrelazándolas a tal punto que, a veces, no queda claro a cuál árbol pertenecen. Mediante esa fusión, con ilimitada solidaridad, satisfacen las necesidades de savia entre todos. ¡Encomiable cooperación!
Desafortunadamente, en ciertas organizaciones, esas alianzas subterráneas no persiguen ese constructivo propósito. En ellas hay personas que se alían para confabular contra quienes no gozan de su simpatía, contra los que entorpecen su afán de adquirir más poder y beneficios. Incluso, sutilmente, con tal de saciar su ego merodean cerca de quienes dirigen, alteran datos de encuestas y juzgan sin razón; no es extraño que recurran al rumor para debilitar el prestigio ajeno.
Las raíces de las secuoyas funcionan en alianza, en una red que solo busca agregar valor a sus miembros. Así crecen y conviven cientos de años, constituyendo una amalgama de solidaridad. Este modo de interacción de la naturaleza es emulado por personas conscientes y sectores que tejen relaciones colaborativas para trascender, agregando valor verídico a las comunidades.
Las simbiosis de organismos diferentes que conviven y se asocian para beneficiarse mutuamente son lecciones que la naturaleza les ofrece a las empresas. Disfrutamos los paisajes de los bosques y admiramos la altura de sus árboles, esto está bien; pero, mejor aún, tomemos conciencia de las relaciones subterráneas que determinan lo observable y lo no observable de estas: sus resultados, su credibilidad y el cumplimiento real y transparente del propósito que persiguen.
¿Existen conexiones subterráneas en su organización? ¿Le suman estas a la razón de ser de la entidad? ¿O lo hacen solo a los intereses ocultos de unos pocos? ¿Cómo son esas conexiones?
One Response
Responsabilidad, transparencia y unión son clave para que una empresa viva, progrese y viva por muchos años sabiendo heredar lo virtuoso que ha credo.
Lo del árbol de gran altura y de reaices poca profunda, dicho árbol no se cae por la union interna que tiene de lo contrario se iria al suelo. Es una leccion de la naturaleza digna de imitar.
Gracias