Panamá. «Tito, no vi los goles porque solo miraba a Messi todo el tiempo», me dijo mi nieto. Es asombroso el magnetismo y las emociones que este jugador despierta en niños, aficionados y hasta en sus rivales. Comparto algunas reflexiones y curiosidades al respecto.
Fui contactado para trabajar con el Sporting San Miguelito (SSM) en su partido contra el Inter de Miami. No conocía a sus jugadores, cuerpo técnico ni dirigentes, pero, desde el primer contacto, sentí empatía por sus valores, su compromiso con una comunidad de escasos recursos y su interés por formar jugadores íntegros desde las divisiones menores. ¡ADN!
Para muchos, sería su primer partido internacional, a estadio lleno y contra famosos como Messi, Suárez, Busquets, Alba, entre otros. Es fácil imaginar el torbellino de emociones, especialmente para los más jóvenes, dado su origen social. ¡Aceptar los retos con valentía!
«Se me pone la piel de gallina solo de pensar en entrar a la cancha… y compartir con quienes veía de niño en la televisión y los videojuegos», dijo Rodrigo Tello, de 21 años, capitán del SSM en este partido. En una de las actividades que realizamos, todos compartieron capítulos de su vida para valorar esta oportunidad. ¡Gratitud, creer en la calidad propia!
El técnico, César Aguilar, es un verdadero mentor. «Nos hace crecer dentro y fuera de la cancha», dijo un jugador. Es una persona noble que llama «hijos» a quienes dirigió desde niños en el mismo SSM. «Anhelo que se valoren a sí mismos, que luchen por sus sueños. Quiero aprender más para ayudarles cada vez mejor», afirmó con modestia al pedirme consejos. ¡Servir para servir!
Destaca el orgullo con el que César y todos visten su camiseta rojinegra; los jugadores mismos promueven que los aficionados la adquieran. «¡Luchar y ganar!» es su lema, dentro y fuera de la cancha. Cuando se les preguntó con qué mentalidad afrontarían el desafío, respondieron: «Con nuestro ADN: ¡unión, guerreros, intensidad, perseverancia, humildad! ¡Pasión por el equipo!
Ya en el estadio, Messi era el protagonista. Pese a la estricta seguridad a su alrededor, fue grato verlo en la zona de camerinos, saludando espontáneamente a los niños. Esta fue la segunda vez que coincidí con él en esa zona; la primera, en Argentina, también demostró ser consciente de lo que representa y de la relevancia de estos gestos. ¡Fama con sencillez!
Cuando terminó su participación en el juego, la afición panameña lo aplaudió; él correspondió el mismo gesto. Fue un partido histórico en el que convergieron el esfuerzo y principios de la familia Zonta, dueña del SMM, el orgullo de los jóvenes rojinegros, el profesionalismo de Messi y sus compañeros, y la alegría de miles al ver cumplido su sueño. ¡Cosechar!
El Sporting San Miguelito comenzó ganando el partido y terminó perdiéndolo. Aunque no se pierde ante la verdadera victoria: vencerse a sí mismos. Constataron que, guiados por su «ADN» competitivo, integral y de servicio a la comunidad, no dependen solo del talento individual, sino de vivir, juntos, sus valores y su consigna: «¡Si somos uno, somos más!».