Cuando pensamos en un trípode, visualizamos una armazón de tres soportes que sostiene sólidamente algo sobre ella. De igual modo, podemos entender el liderazgo como una cualidad cuya firmeza podría cimentarse en tres bases: ser consciente, ser trascendente y ser colaborativo. No tiene que ver con organigramas, ni con ser “el jefe”, pues liderazgo es más establecer vínculos que ostentar posiciones. ¿Qué tal si evalúa sus cualidades o… las de su jefe?
Liderazgo consciente: Es la habilidad especial de leerse a sí mismo, de aceptar lo que se piensa, se siente y se experimenta. Al reconocer sus propios pensamientos, actitudes y emociones, el líder está “presente” y asume la responsabilidad por el efecto que causa en otros, entonces se esfuerza por actuar con respeto, magnanimidad y solidaridad, o sea, correctamente. Lo que es se refleja en lo que hace. Así, para lograr el bienestar integral en su vida, prioriza en aspectos tales como la salud física, el estado emocional y espiritual, la familia, la profesión y el trabajo.
Estos líderes analizan de manera sistémica −y sin disociarse de sus valores− lo que acontece en el ámbito nacional y fuera de este, en su industria y en su organización. En otras palabras, al estar atentos, guiados por sus convicciones y por una actitud reflexiva, pueden definir con más sabiduría su papel, su nivel de influencia y su reacción ante circunstancias externas imprevisibles.
Liderazgo trascendente: Es la cualidad de aquellos que crean una obra, un legado, mejoran vidas y resultados anteriores, con lo cual imprimen a su paso una huella singular y perenne. No se detienen ante los obstáculos, los sobrepasan. No ejercen el liderazgo desde las conveniencias, sino desde la conciencia. Siendo consecuentes con ello, se cuestionan cuál es la empresa que ambicionan y qué se necesita para edificarla, en esto se basan para actuar y concretar su anhelo.
Hay personas que temen reflexionar a profundidad, pues su conciencia confrontaría sus creencias con sus actuaciones. Los trascendentes, en cambio, se sumergen a grandes profundidades sin temor, de donde, apegados a su ética, emergen convencidos de su futuro proceder. Así, por la autenticidad de sus intenciones, trascienden a los miembros de la organización y los inspiran.
Liderazgo colaborativo: La humildad de los trascendentes les advierte que solos no llegarán lejos. Si desean hacerlo, han de tender puentes con sus semejantes, trabajar en equipo pensando en plural más que en singular. Por ende, son proactivos, procuran objetivos comunes bajo la sombrilla de significados profundos que dan sentido a la misión de las empresas.
Los colaborativos priorizan la creación de vínculos de afecto y de confianza, el servicio a los demás, la sinergia, así como la comprensión y la inclusión. De ahí que enlacen voluntades y alineen múltiples intereses en procura de obtener logros que superen las agendas particulares.
Este trípode de cualidades no tiene que ver con jerarquía, sino con “redarquía”. Los líderes conscientes, trascendentes y colaborativos dan solidez a sus ideales, como quizá lo está haciendo usted sin proponérselo y sin necesidad de ostentar su poder “desde arriba”, más bien desde esos tres pilares de la armazón que sostiene la esperanza de mejores organizaciones. ¿Es así?