La virtualidad cobra cada vez más fuerza. Obliga a un aprendizaje acelerado sobre la gestión remota de los equipos. Reta la imaginación de sus líderes y miembros para cumplir con la tarea reafirmando la cultura de la empresa. Revisemos las siguientes tendencias en este campo…
Los resultados definen la relación con la empresa. El tiempo es determinante, no se invierte en temas o reuniones repetitivas. Gerentes y colaboradores definen con claridad sus respectivos derechos de decisión, que sustituyen las conversaciones de pasillo y las consultas frecuentes.
La tecnología conecta, agiliza, eleva la productividad. El uso de plataformas que reemplazan el «cara a cara» se intensifica. No obstante, esto demanda la actualización constante, la flexibilidad para aprender, desaprender, innovar; a veces, incluso, a marcha forzada. ¡Prohibido abstraerse!
La confianza es el puente que conecta a líderes con equipos remotos. El teletrabajo llegó para quedarse y la supervisión tradicional ya empacó y va de viaje. Un enfoque desarrollador de talento, el de coach de equipo, ha desplazado el rol pasivo del control. ¡Gerencia con liderazgo!
El distanciamiento social, la conjugación trabajo, familia y cuidados del hogar pueden causar afectaciones emocionales. «No hay día más perdido que aquel en que no hemos reído», advertía Chaplin. Para contrarrestarlo, líderes y colaboradores tienden vías de contacto con dosis equilibradas de humor y de empatía para abrazar con calidez las circunstancias de cada persona.
En las relaciones remotas han caído las fronteras, las nacionalidades, las edades y los títulos académicos. El conocimiento, la contribución real, el buen criterio y la experiencia cobran relevancia. La creciente diversidad cultural en las empresas requiere líderes de mente flexible.
La incertidumbre no es necesariamente una mala compañera. Esta favorece que los miembros de equipos compartan datos, dudas y propuestas. Aviva la voluntad para probar soluciones. Pensar estratégicamente es más relevante que el planeamiento estratégico. No se creen dueños de la verdad. El diálogo franco nutre el sentido de pertenencia, la receptividad y la reciprocidad.
Permanecer por periodos prolongados frente a un monitor produce cansancio e inatención. La conducción efectiva de reuniones es propia de los líderes exitosos. Tras reinventar esos espacios ―ahora más breves, amenos y dinámicos―, logran la participación plena de los colaboradores.
Y a estos no debe sorprenderles que las empresas midan sus tiempos de conexión efectiva. Pero tampoco los líderes deben suponer que los colaboradores están a su disposición «24/7», someterlos a constantes y repentinos requerimientos atenta contra otros ámbitos de sus vidas.
La falta de contacto interpersonal diario le resta fluidez al trabajo en equipo. Los líderes con visión futurista, previsiva preparan el terreno para enfrentar los cambios que susciten las demandas de los clientes. Al que no se adapta no lo «adoptan». Trabajo a distancia no es ausencia de cercanía. ¿Qué tan preparado se encuentra usted para desempeñarse en equipos de trabajo en remoto?