La nomofobia, neologismo que en inglés se formó de «no-mobile-phone-phobia», es el miedo a no tener a mano el celular o dispositivo inteligente y a quedarse «desconectado». Si bien su origen puede ser íntimo de cada persona, tiene graves repercusiones para la salud mental, el ámbito laboral, el familiar y el social. ¿Las reconoce? ¿Qué tan cerca está usted de padecerla?
Esos dispositivos constituyen una herramienta de incuestionable valor. Desde una óptica positiva, agilizan, generan información, datos, vinculación social y de negocios, gestión de emergencias, ocio… ¿Qué consecuencias trae consigo, entonces, depender en exceso de estos?
Antonio-Manuel Rodríguez-García, profesor de la Universidad de Granada, refiere que «El miedo puede ocurrir por cuatro factores principales: imposibilidad de comunicarse con otros, pérdida de conectividad, incapacidad para acceder a información y renuncia a la comodidad».
Tendencia compulsiva a mirar el móvil, pérdida del tiempo de descanso y sueño por sumergirse en redes sociales, temor de visitar sitios sin conectividad y de que se descargue la batería, preocupación por la ausencia de cargadores: estas conductas han sido descritas en varios estudios como propias de esta fobia. «Si no estoy conectado, no existo», sentiría un nomofóbico.
Algunas de sus consecuencias son ansiedad, desesperación, nerviosismo, ideas obsesivas, agobio, somatización, estrés, baja autoestima, rendimiento escolar decreciente, afectación de la calidad de las conversaciones a causa de la falta de concentración, insomnio, sensación de abandono.
La inseguridad personal, la falta de autoestima y el perfeccionismo son factores que comúnmente engendran la nomofobia. «Mi vida circula alrededor de satisfacer al otro, así que, si me llaman y no tengo posibilidad de estar conectado, me siento solo. Aparece el miedo a decepcionar a los demás», explica el psicólogo Antonio de Dios. Al quedar casi por completo presos del móvil, la dependencia, a veces, es incontrolable.
Ahora bien, si empezamos a percibir que el uso excesivo del dispositivo nos causa problemas en algún campo (salud, familia, laboral o emocional), es preciso tomar conciencia de las consecuencias de no reaccionar a tiempo. Esto es, asumir de inmediato la responsabilidad de cambiar el hábito e incluso, por qué no, con ayuda de expertos en adicciones. ¡Autoconciencia!
Para prevenir la nomofobia, los especialistas sugieren practicas tales como establecer con antelación el tiempo máximo del uso del dispositivo, apagarlo rigurosamente a ciertas horas para asegurar el descanso y la convivencia social real, priorizar la realidad al mundo virtual cuando sea posible, reflejar a los cercanos su posible fobia, reaccionar con rapidez a efectos físicos asociados.
Las redes sociales y la interacción virtual serán cada vez más protagonistas y, por supuesto, bienvenidos son sus múltiples beneficios. Familias, escuelas y empresas pueden prevenir la nomofobia, de modo que sus miembros no se enclaustren en sus dispositivos, de lo contrario, para ellos, como se dice popularmente, «la vida sería eso que pasa mientras miran su celular».