El momento de la verdad ocurre cuando un compañero o amigo enfrenta alguna situación especial, conflictiva o difícil. Un cuento tradicional de los Himalayas describe tres tipos de personas: las indiferentes, las indiscretas y las bondadosas. Vayamos al cuento y repasemos su lección. ¿Cuál describe a los colegas de su empresa en determinados contextos?
«Un peregrino encontró tres cráneos e hizo conocer la noticia al monarca del reino. El monarca pidió los tres cráneos y se los entregó a su médico de cabecera, un hombre sabio y de avanzada edad. Le dijo: “Quiero que investigues a fondo en estos cráneos y me digas cuál de sus propietarios era la mejor persona”.
Después de unos días, el médico acudió a visitar al rey, colocó los tres cráneos sobre una mesa. “Señor ―dijo― ya tengo respuesta…”. A la pregunta del rey sobre su escogencia replicó: “Cogí un primer cráneo y pasé un alambre por un oído, y el alambre salió directamente por el otro oído. Se trataba de un hombre al que las cosas que oía le entraban por un oído y le salían por el otro”.
Tras una pausa, el médico agregó: “Estudié el segundo cráneo y pasé un cable por un oído, y el cable salió directamente por la boca. Se trataba, sin duda, de una persona indiscreta que automáticamente contaba lo que había oído”.
El monarca permanecía expectante. El médico añadió: “Cogí el tercer cráneo y pasé el cable por un oído, y el cable emergió debajo del cráneo en dirección al corazón. Esta persona elaboraba en él aquello que escuchaba de los otros. Era, no cabe duda, la más bondadosa… y la más sabia”».
Así, la analogía es simple. El primer cráneo dibuja a los «amigos» que carecen de solidaridad, a los indiferentes ante la «desgracia» de un compañero, a esos que ni siquiera se molestan en indagar su versión sobre lo acontecido. «Uno nunca debe enterrarse con el muerto», dirían.
El segundo cráneo representa a los que dan crédito a todo lo que escuchan, no corroboran lo que puede ser una interpretación desacertada de su informante. Peor aún, sin medir las consecuencias, divulgan el rumor y toman decisiones injustas que afectan el prestigio de alguien.
El tercer cráneo simboliza a los verdaderos amigos, a los que procesan en su mente, conciencia y corazón lo que les suceda a sus colegas cercanos. No supeditan sus valores ni su solidaridad a la conveniencia del silencio ni al juego político. Defienden lo justo con humanidad, juicio, valentía.
La lealtad tiene una sola cara, una recta y directa. Es fácil decirse “amigo” mientras los hechos no ponen a prueba los verdaderos intereses. En las organizaciones, ser buenos compañeros es una obligación; en la amistad real y declarada, lo mínimo que se puede esperar es el compañerismo.
Si los individuos retratados por los dos primeros tipos de cráneos actúan así para protegerse, ascender o conseguir poder, conviene que recuerden el también popular refrán que reza: «Ten cuidado con a quién pisas al subir, porque puedes encontrártelo al bajar». ¿Qué tal su análisis?