Se denominan «zonas azules» a los cinco sitios en el planeta con habitantes más longevos: Cerdeña (Italia), Loma Linda (Estados Unidos), Nicoya (Costa Rica), Icaria (Grecia) y Okinawa (Japón). Las razones para explicar el bienestar que prolonga la vida son diversas, en Okinawa, por ejemplo, las atribuyen en buena parte a un concepto originado en su sabiduría milenaria, el ikigai.
La traducción más cercana al español es «tener una razón para vivir», una por la cual levantarse cada día con vitalidad, un sublime motivo. La adhesión a su ikigai les permite a las personas desarrollar hábitos saludables en todos sus planos y abrazar con resiliencia las crisis. ¿Cómo descubrir el ikigai personal? Investigadores de este concepto sugieren analizar en profundidad cuatro preguntas que, además, le invito a responder realizando el siguiente ejercicio:
P.1. ¿Qué es lo que le apasiona o con qué disfruta más? Se refiere a las acciones que cotidianamente generan satisfacción sobresaliente, esas a las cuales se les imprime esperanza, razón superior de ser y especial sentido de trascendencia. ¡Haga su lista!
P.2. ¿Qué considera usted que hace mejor? Consiste en identificar las habilidades que tiene o en las que sobresale, bien sea porque las domina o porque puede llegar a dominarlas. Si no las reconoce por sí mismo, acuda a otros, pregúnteles respecto a las cualidades positivas que ven en usted. Las respuestas coincidentes a estas dos primeras preguntas le conducirán a identificar su pasión, es decir, aquello que le impulsa a actuar con perseverancia y determinación.
P.3. ¿Por qué ocupación percibe usted un salario, u otras retribuciones? Sin ingresos y satisfacciones será difícil gozar la pasión; defina las actividades en las que se destaca, invierta en capacitaciones, manténgase actualizado. Los aspectos comunes en sus respuestas a las preguntas 2 y 3 le revelarán la profesión por la que se inclina usted.
P.4. ¿Qué necesita el mundo cercano a usted? La sociedad requiere servicios, productos, aportes y, principalmente, personas altruistas, que se entreguen al bien común como causa.
De la selección de los requisitos que usted pueda cumplir (P. 4), así como de la combinación de estos con sus respuestas a la P. 3 aflora la vocación, esa inspiración que orientará su estilo de vida por encima de las adversidades y justificará los esfuerzos realizados más allá del deber.
Finalmente, ese mundo externo (P. 4) necesita estar alineado con lo que nos apasiona hacer (P. 1), es entonces cuando nace la misión personal: el sentido de impacto con significado, esa mágica conexión entre el saber ser y el saber hacer que envuelve su entorno personal, familiar y social.
Cuando la pasión, la profesión, la vocación y la misión se enlazan en las respuestas coincidentes, complementarias y sinérgicas a esas cuatro interrogantes, ¡usted habrá descubierto su ikigai personal! Sin esa unión, la historia es otra: tedio, falta de ingresos, baja productividad, fracasos frecuentes y pérdida de rumbo. Y bien, ¿sufre usted o su organización una crisis o desvío de ruta? Valore, pues, si ha llegado el momento de redefinir su ikigai y, de paso, aumentar su longevidad…