Luego de varios meses de enfrentar la pandemia, conviene identificar los hábitos que podrían conservarse cuando esta haya quedado atrás. Indagué la opinión de gerentes, empresarios y colaboradores de organizaciones con las que he trabajado en la actual coyuntura. Los resultados aluden a la gestión personal, de equipos y de empresas. Los sintetizo en tres columnas.
Respecto a la gestión personal, le invito a evaluarse usando una escala del 0 (bajo) al 5 (alto). Esto es una guía, ningún buen hábito es obligatorio; más bien, es una manifestación de adaptabilidad.
Salud física: Dieta balanceada, buena hidratación, horas apropiadas de sueño y descanso, práctica diaria de ejercicio físico ( ). Toma de conciencia sobre la vulnerabilidad y el riesgo, implementación de estrictos hábitos de bioseguridad, especialmente al regresar a casa ( ).
Familia: Mayor comprensión en la convivencia, trato amable estando en confinamiento parcial ( ). Cuido más responsable de los adultos mayores ( ). Distribución equitativa de roles y tareas ( ). Más períodos de recreación, creatividad para entretener a niños en espacios reducidos ( ).
Equilibrio trabajo–familia: Manejo adecuado y flexible de los recursos tecnológicos y del tiempo laboral y familiar ( ). Equilibrio en el ejercicio del teletrabajo, atendiendo tanto su propia salud mental como la de su familia ( ).
Autoempoderamiento laboral: Autorregulación de jornadas y trabajo, claridad en cuanto a prioridades y metas diarias ( ). Facilidad para ejecutar una multiplicidad de tareas y para realizar nuevos aportes a la empresa ( ). Proactividad en autogestión de desarrollo profesional ( ).
Estabilidad financiera: Adopción de medidas de ahorro, austeridad y previsión a medio plazo ( ). Cumplimiento de obligaciones financieras ( ). Alta responsabilidad y eficiencia en el trabajo ( ).
Vida social: Selección cuidadosa de actividades sociales y de su frecuencia ( ). Distanciamiento físico en señal inequívoca de cuidado mutuo entre amigos, en reuniones y en oficinas ( ). Empleo de videollamadas: robustecimiento de la empatía en la interacción a distancia con los otros ( ).
Espiritualidad: La reducción de la vida en comunidad tiene sus riesgos, la soledad, por ejemplo. Pero esta nos ayuda a descubrir el valor de las pequeñas cosas, a mirar hacia adentro y a cultivar la esperanza y la resiliencia ( ). Se cultivan el autoconocimiento, la serenidad, la humildad y la inteligencia emocional ( ). Se afianzan el sentido de propósito, las convicciones y los valores ( ).
¿Qué tan cerca está de los 100 puntos? Adaptabilidad no es resignación, sino la capacidad de practicar nuevos y valiosos hábitos. Gestionar con confianza el presente permitirá cosechar un buen futuro. Posiblemente, las expresiones afectivas fuera de la burbuja familiar cambiarán para siempre, la espontaneidad cederá el paso a la prudencia. Los entrevistados coinciden en que se han percatado del disfrute de momentos cuyo valor antes pasaba desapercibido. ¿Y usted?