Pausas… reencuentro con las prioridades

Con el paso de los años, valoramos más las experiencias disfrutadas que las tenencias acumuladas y nos arrepentimos más de lo que no hicimos que de los errores cometidos. En eso coinciden personas sabias que disfrutan a plenitud el paso del tiempo. Realizar pausas en las intensas temporadas laborales es vital tanto para las personas como para los equipos. ¿Las hace usted?

Una pausa puede ser vacacionar en familia, un encuentro con colegas o colaboradores para «enderezar» relaciones, unos pocos días consigo mismo o, simplemente, el sano hábito diario de aislarse para reflexionar acerca del pasado cercano, del presente prioritario y del futuro inmediato. ¿Qué beneficios se derivan de ella?

Convivimos con luchas internas y externas y con la tensión entre estas y nuestra capacidad de respuesta. Si las primeras son mayores, nos exponemos a un estado de angustia, si la segunda es superior, a uno de engrandecimiento o de excesiva confianza; mas si hubiera un balance entre ambas fuerzas, experimentaríamos un estado de fluencia, en el que los desafíos se disfrutan.

Ahora, alcanzar el estado de fluencia requiere claridad mental. Ya lo dijo Lao Tse: «Vacía tu mente de todo, deja que se ‘aquiete’». Alejarse de la rutina permite adoptar una perspectiva serena y elevar el discernimiento. Una mente lúcida y sosegada analiza profundamente sus juicios y, por ende, no incurre en decisiones irreflexivas, en secuestros emocionales ni en acciones impulsivas.

 

La disciplina de cumplir responsabilidades y de procurar una mayor calidad de vida material son anhelos legítimos, el problema radica en que el costo de alcanzarlo sea la salud física, familiar, laboral, espiritual o emocional. Los «recalentamientos» mentales son peligrosos y las decisiones irracionales son su claro síntoma. Las pausas programadas aminoran los efectos de esas cargas.

En mi primer viaje a la India, hace 25 años, aprendí lo valioso que es «irse lejos» para estar en contacto con uno mismo, poder desprenderse de lo que drena energía, incluyendo personas, conceptos, hábitos. De igual manera, hay equipos de trabajo urgidos de una pausa que reavive su propósito y les permita definir qué dejar atrás y qué emprender en pro de mejores resultados.

«Dormir bien es el mejor regenerativo», escuchamos en el ámbito deportivo. El descanso sosiega el pensamiento, lo prepara para innovar y crear; además, revitaliza. La disciplina personal en este aspecto trae consigo recompensas, pero es eso, una disciplina, algo que muchos solemos postergar. Hay empresas que practican las pausas activas (gimnasia laboral), entre otras que no ven mal, como por ejemplo una breve siesta… durante la jornada laboral, ¿qué opina al respecto?

Una popular y certera cita −atribuida al Dalai Lama, a Jim Brown y a otros− reza: «Lo que más me sorprende es el ser humano. Sacrifica su salud para poder ganar dinero. Y luego sacrifica su dinero para poder recuperar su salud. Está tan ansioso por su futuro que no disfruta del presente y, como resultado, no vive en el presente ni en el futuro. Vive como si nunca fuera a morir y muere como si nunca hubiera vivido». ¿Se acercan usted y su equipo a esta realidad? ¿Será el momento de hacer una pausa? Bien, le invito a emprender un «viaje» al reencuentro con sus prioridades.

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