Ha sido un honor participar como conferencista en el “Congreso Mentes Maestras para la Transformación”, junto a referentes como Mario Alonso Puig, Alex Rovira, Tuti Furlán y Alexander Aguilar. Comparto columna relacionada con el origen de los cambios personales y organizacionales.
—————————————————————–
A las 7 de la mañana, dos niños de unos 8 años piden limosna en la entrada de vehículos de una empresa. Un primer conductor pasa, los mira con compasión y sigue su camino. El siguiente, con igual empatía, les da unas monedas y continúa. Un tercero repite esas acciones y les deja su sándwich. Finalmente, una cuarta persona les da unas monedas y su sándwich, se baja de su vehículo y les pregunta por qué no están en la escuela.
Este último conductor, al llegar a su oficina comparte con sus compañeros la información que obtuvo de los niños. Juntos, deciden actuar, creando un proyecto que transforma tanto la vida de esos pequeños como el sentido de solidaridad de esos adultos.
¿Qué nos impulsa a proceder? ¿Es la indiferencia disfrazada de compasión, o es el verdadero compromiso con una transformación? Tenemos varias opciones: (1) observar sin intervenir, (2) contribuir mínimamente y seguir adelante, (3) satisfacer temporalmente una necesidad, o (4) abordar el problema co-creando soluciones de alto y duradero valor.
El cuarto conductor encarna lo descrito por Malala Yousafzai y Angela Merkel: “El liderazgo no es solo sobre discursos, es sobre tomar acción, asumir riesgos, y trabajar para el cambio que quieres ver” (Yousafzai). “El coraje en el liderazgo no es la ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él, guiando a otros hacia un futuro mejor”, (Merkel).
Hacer lo correcto de la manera correcta, distingue a los líderes que profundizan en los asuntos antes de emitir juicios, buscando siempre justicia en sus decisiones. Por otro lado, existen quienes actúan con ligereza, sin considerar el impacto de sus decisiones.
En mi experiencia como consultor, he observado que los gerentes que transforman profundamente sus empresas son aquellos dispuestos a pagar el precio de la congruencia. Abrazan principios y no los negocian por conveniencia; su conciencia es su brújula. Cambian lo que deben cambiar, en sí mismos y en su entorno.
Malala recibió el Premio Nobel de la Paz a los 17 años por su valiente lucha por el derecho a la educación de las niñas, a pesar de los riesgos y las adversidades. Fue gravemente agredida, se sobrepuso y es un ejemplo de resiliencia, inspirando a otros líderes que actúan desde su conciencia.
Las transformaciones sostenibles no nacen en discursos vacíos. Las conductas y actitudes aparentes pueden ser moldeadas por incentivos y castigos. No obstante, es en el alineamiento de esas conductas con los valores, las creencias y los principios como las organizaciones concretan sostenible y crecientemente su propósito superior.
Según Melinda Gates, “una gran idea es solo eso hasta que alguien tiene el coraje de hacerla realidad, a pesar de dudas y obstáculos”. ¿Por qué si todos vemos lo mismo actuamos diferente? ¿Será por el nivel de profundidad reflexiva o por el temor a la conciencia?