«Realizamos cambios creativos en la forma de trabajar, me incentivan a opinar, genero proyectos, jamás me había sentido tan vinculado a la empresa, logramos buenos y crecientes resultados. El ambiente es optimista y retador, hemos dejado atrás la incertidumbre y avanzamos con paso firme hacia el futuro, participo en varias mesas de innovación y hasta lidero una».
«Para atender los desafíos que enfrentamos por la pandemia, los jefes nos proponen conformar ‘mesas’ de trabajo de seis personas provenientes de diferentes áreas. No hay posiciones jerárquicas en esas mesas, simplemente, todos somos socios en procura de crear y mejorar».
«Me involucré voluntariamente en la mesa que denominamos “CCC”, esto es, ‘conexión con cliente’. Poco a poco, definimos las reglas con la intención de ser un equipo compacto: “decimos todo, sin temor”, “debatimos, no censuramos”, “probamos, no descartamos”, “creamos, no especulamos”, “escuchamos, no interrumpimos” … ¡Es divertido! Mandan las ideas, no don Ego».
«Por extraño que parezca, nuestra primera preocupación no es la tarea emprendida (vínculo con clientes), sino cuidar y proteger la “mesa”, enriquecer la integración, fomentar el mutuo conocimiento… contar todos con todos. Si nutrimos la integración, los resultados llegarán».
«Decidimos dos líneas de acción. La primera es analizar en nuestra mesa (CCC) lo que ha sucedido y lo que está sucediendo con respecto al tema asignado, qué está bien y que no, cuáles lecciones de valor extraemos de estos meses para ponerlas en práctica sin demora. La segunda, reaccionar a las nuevas necesidades de los clientes impulsando innovaciones concretas como respuesta».
«Claro, como parte de nuestra tarea, indagamos buenas prácticas y las discutimos con franqueza. No obstante, dado que nos fijamos metas y plazos, lo crucial es impulsar acciones específicas destinadas a simplificar procesos, a gestionar cambios tecnológicos y a mejorar la capacidad interdepartamental. La medida de nuestro avance será equivalente al éxito de nuestro cliente».
«A veces nos estancamos, de repente no se nos ocurre nada, entonces hacemos pausas para reflexionar individualmente y volvemos a la mesa un par de días después. El manejo empático y paciente de nuestros altibajos, cuando nada fluye, es una buena muestra de la sólida cohesión que existe entre nosotros. Comprendemos que, al terminar los proyectos, la mesa desaparece».
«¿Y los jefes? Siguen liderando sus departamentos y, al igual que nosotros, no descuidan su labor cotidiana. Se involucran en las mesas, ya sea virtual o presencialmente, y, como colegas, impulsan nuestro empoderamiento. Por supuesto, coordinamos con ellos la optimización de los recursos, o sea, la observancia del orden prevalece en la gestión general de la organización».
«No, nada de esto es fantasía, hemos comprendido que este momento de crisis somete a las compañías a competir en la arena de la virtualidad, a experimentar nuevas técnicas, a intensificar la pertenencia y a esforzarse por innovar para alcanzar una mayor eficiencia. Ahora está a prueba la solidez de nuestra cultura empresarial». ¿Podría usted relatar algo similar sobre su empresa?