Cocreación: el camino hacia el sentido pertenencia

Un alto sentido de pertenencia caracteriza a las empresas en las que la cocreación ya no es innovación, sino un pilar de su cultura. Por eso, en los programas de Gerencia con Liderazgo, que facilito en forma privada, se enfatiza en la transición hacia esta modalidad de gestión.
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«Nuestro jefe nos involucra activamente en la creación de proyectos; en lugar de solicitar sugerencias, él nos inspira a que innovemos, aportemos soluciones y resolvamos juntos», comparte una persona en un taller sobre cultura de experiencia del cliente. ¿Qué explica el auge tan significativo de la modalidad de «cocreación» en las empresas ágiles y eficientes?

Desdichadamente, en algunas organizaciones, se resquebraja cada vez más el sentido de pertenencia, la proactividad y la rendición de cuentas. «Ya no es como antes, se extinguió la mística; hoy, muchos apenas si cumplen», nos comenta un jefe. ¿Cómo contrarrestar esto?

La «cocreación» es un modo de trabajo colaborativo en el que los miembros de equipos o áreas de una empresa generan sinergias que agregan valor a sus clientes: rediseñan procesos, servicios y productos. Parte del genuino interés de combinar las perspectivas, las experiencias y los conocimientos. Es convertirse en coprotagonistas. ¿Cuál es su impacto?

Empoderamiento. Los colaboradores asumen su rol, despliegan su criterio y se hacen cargo de concretar unidos sus ideas. Actúan conforme a las políticas y valores. Con sus jefes como promotores del involucramiento creativo, los tiempos para resolver se acortan.

Compromiso. La esencia del trabajo en equipo es la responsabilidad individual. Cada colaborador es consciente de que su aporte es vital para crear algo nuevo, sin embargo, aplaza sus propios planteamientos para combinarlos en forma receptiva con sus colegas.

Adaptabilidad y flexibilidad. Cuando los tomadores de decisiones conocen a fondo la realidad de la organización y las expectativas de los clientes, se esmeran por lograr un justo balance entre lo ideal y lo posible, siempre retados por conseguir resultados ascendentes.

Agilidad. Los tediosos mensajes de correo ceden su lugar a las conversaciones directas. Orientadas a soluciones, estas acortan los tiempos de respuesta. La participación de los actores claves en el proceso posibilita que la cocreación dé frutos en los plazos necogiados.

Innovación. La resistencia al cambio disminuye si los colaboradores son coautores y no observadores pasivos ni simplemente ejecutores de las transformaciones. Ellos conocen y diseñan la hoja de ruta, tanto la presente como la futura. El reto de mejorar juntos constituye un caldo de cultivo ideal para la generación de nuevas ideas, incluso para las disruptivas.

Comodidad psicológica. La cocreación dinamiza: reduce los juegos de poder, las tensiones, el estrés y las rivalidades. Crecen la confianza y la seguridad. El diálogo cataliza las relaciones entre los líderes y los cocreadores, tanto que hasta el buen humor se asoma.

Finalmente, lo anterior revitaliza el sentido de pertenencia, la atracción, la retención y el desarrollo del mejor talento. Unos resultados crecientes y sustentables: esta es la merecida cosecha en una cultura organizacional cocreada por la articulación de todos sus miembros.

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