Tendencias de cambio… ¿ya en su empresa?

«La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios», afirmaba Stephen Hawking. El conglomerado de las organizaciones no se asemeja a un cardumen, no todas van en la misma dirección. Sin embargo, diversos estudios y la cotidianidad posibilitan observar tendencias de su comportamiento cultural y evaluar si la nuestra está alineada, estancada o si lleva otro rumbo.

Adaptabilidad a generaciones «Y» y «Z». Los millennials y postmillennials tendrán alta presencia en la fuerza laboral. Sus preferencias permearán las políticas laborales de las empresas que deseen contar con su talento: horarios flexibles, teletrabajo, bienestar integral, contratos a tiempo parcial, aprendizaje constante, contribuciones significativas y acceso a la alta tecnología.

Jerarquías catalizadoras. Los gerentes se orientarán a vincular a las personas y a los equipos entre sí, no a centralizar el poder. De este modo, el liderazgo colaborativo sustituirá al jerárquico; la proactividad, a la orden superior. Los gerentes, que ya han empoderado a sus equipos, más que en dirigir, invertirán un alto porcentaje de su tiempo en establecer sinergia entre sus integrantes.

Cultura de resultados. Las metas convenidas entre los líderes y sus equipos se complementarán con acuerdos de apoyo mutuo para alcanzarlas. Esto aumenta el sentido de pertenencia, la agilidad organizacional y el compromiso con objetivos, cuyo alcance será reconocido con más equidad, dado que regirán incentivos y salarios con un alto componente variable.

Innovación basada en datos. La transformación digital es imperativa para lograr la sostenibilidad del negocio. Las decisiones estratégicas se sustentan cada vez más en el análisis sofisticado de datos. Esto origina cambios en la cultura y en el tiempo de reacción a las oportunidades y demandas del mercado. En la era de la información, los ciclos de renovación son ineludibles.

Emprendedurismo e incentivos a la medida. La persona será considerada una «empresa» con una relación de «negocios» con su empleador. Al menos en el nivel ejecutivo, los sistemas de compensación serán flexibles, casi adaptados a cada individuo. Se premiará el espíritu emprendedor interno: el éxito no será atraer el talento, sino saberlo retener. ¡Salario emocional!

Relaciones transversales. El organigrama formal y vertical dará paso al trabajo en red: todos, entrelazados como hilos de un mismo telar, procurarán alcanzar los objetivos. Con la venia entusiasta de sus gerentes, integrar un grupo no excluirá la posibilidad de complementarse con quienes están en otros. Veremos «mesas de trabajo» con equipos multidepartamentales.

Gerencias de felicidad. La inteligencia artificial y la automatización se intensificarán. Pese a ello, una dirección visionaria garantizará la alineación de la empresa con su gran propósito, con su razón de ser. Por eso, el enfoque de «gerencia de recursos humanos» será sustituido por el de «gerencia de la felicidad». O sea: en un ambiente humanista, incluyente, pletórico de entusiasmo por la tarea común, se gestionará la realización integral de «humanos con recursos» (talento).

Hay otras tendencias, ¡sí! Ahora, ¿cuáles de las señaladas ya están presentes en su organización?

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